sábado, 6 de octubre de 2012

Trágico y furioso

Ulises Darío Serdán López

Hace 44 años las calles de Tlatelolco se humedecieron con la sangre derramada de los estudiantes universitarios víctimas de la masacre orquestada desde el gobierno federal, que en aquel entonces estaba encabezado por el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz. La ejecución de los jóvenes estuvo a cargo del Ejército mexicano, de aquel que por mandato constitucional tiene la obligación de velar por la seguridad de cada mexicano y no precisamente de responder a los caprichos de quien se sienta en la silla presidencial. Fue así que en ese 2 de octubre desaparecieron en pocas horas estudiantes, académicos, e intelectuales quedando su muerte impune varios años después.

Hoy en México se sigue derramando sangre, no por movimientos estudiantiles como en 1968, sino por la precaria situación en materia de seguridad, por la voraz ola de violencia que arrasa desde el norte del país y que se va extendiendo hacia el centro y sur, como un cáncer que va abriéndose camino entre los tejidos del cuerpo; todo esto provocado por el fracasado combate frontal contra el narcotráfico iniciado en 2007 por el gobierno de Felipe Calderón, y cuyo saldo es de más de 100 mil muertos, en su mayoría civiles ajenos al tráfico de drogas, y cuyas muertes seguramente también quedarán impunes.

En los últimos minutos de la primera emisión de Noticias MVS del lunes 1 de octubre, Carmen Aristegui retomó un reportaje presentado por el periodista Jorge Ramos, difundido por la televisora Univisión, en el cual se hizo evidente la estrategia de la operación Rápido y Furioso: permitir la venta de cientos de armas para que una vez cometidos los crímenes en México, las autoridades estadounidenses pudieran localizar a los “grandes jefes de los cárteles” mediante la incautación de las armas previamente vendidas. Se descubrió que tres de estas armas fueron utilizadas en la masacre de jóvenes de entre 15 y 20 años el 31 de enero de 2010, cuando se encontraban en una fiesta en una casa en la colonia Villas de Salvárcar, en Ciudad Juárez. Este caso es uno de los otros tantos más ocurridos en ese año.

¿Cuál es el calificativo que merece el resultado obtenido en México por la operación Rápido y Furioso cortesía de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego de Estados Unidos (AFT)? ¿Por qué México tiene que poner los muertos, cuando es la población estadounidense la que más consume drogas a nivel mundial? ¿Por qué el gobierno calderonista se doblegó ante las decisiones tomadas por Estados Unidos, sabiendo las consecuencias trágicas que seguramente sucederían? Hoy, como hace 44 años en Tlatelolco, se sigue derramando sangre de muchos a cambio de los intereses de pocos.

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