Pablo Guinsberg
Plouganou
Se ha creado polémica a partir de la colocación de
una estatua de Heydar Aliyev, ex presidente de Azerbaiyán, en avenida Paseo de
la Reforma, Distrito Federal. Dicho hecho, comentado en diversos medios y redes
sociales, no podía escapar de la mesa de análisis del noticiero matutino de
Carmen Aristegui, mesa en la cual participan Denisse Dresser, Lorenzo Meyer y
Sergio Aguayo. Y es de llamar la atención lo comentado por este último, quien
después de mencionar que la situación en Azerbaiyan es terrible en materia de
derechos humanos, dio pie a leer notas de cuatro informes internacionales en
los cuales se menciona que en dicho país, gobernado hoy por el hijo de Heydar
Aliyeb, entre tantas cosas existe: represión e intimidación; violencia contra
periodistas independientes y de oposición; el presidente domina el Ejecutivo,
el Legislativo y el Judicial; impunidad; el gobierno controla la televisión y
la utiliza para desacreditar a aquellos que disienten; hay restricciones sobre
la libertad académica (a los estudiantes que protestan les bajan las
calificaciones); las elecciones no son limpias sino fraudulentas; la corrupción
es más generalizada que en México; la justicia es corrupta e ineficiente; se
discrimina a los armenios; es una pieza central en el tráfico de mujeres para
la prostitución.
No es afán de este texto criticar a Sergio Aguayo,
pero sí llama la atención que cada uno de los puntos mencionados por el
analista podrían relacionarse con nuestro México lindo y querido. Un país en el
cual la “represión e intimidación” del 68 o Atenco (por nombrar simplemente
algunos casos) sigue sin recibir justicia; se ha asesinado a varios periodistas
(sobre todo en los últimos años) y para no ir tan lejos, el sábado pasado,
policías estatales de Puebla secuestraron, golpearon y robaron a reporteros de e–consulta
y Milenio en respuesta a una denuncia hecha por éstos; el presidente no
controla nada o controla todo a partir de los pactos enrarecidos entre partidos
que a quien menos representan es al pueblo; la televisión tal vez no es
controlada por el gobierno, pero hace y deshace a su antojo a través del medio
o de la llamada “telebancada”; a los estudiantes no les bajan las
calificaciones por protestar, aunque en varios casos (pensemos solamente en
Michoacán) sí se los reprime y encarcela por hacerlo; las elecciones siguen
bajo la sombra de las encuestas, Monex, Soriana y tanto más; la justicia no es
para todos; se discrimina al indígena; en lo que pareciera ser un homenaje a
Fidel Velázquez, se perpetua a personajes como Elba Esther Gordillo o Deschamps
en el poder; el tráfico es de droga, mujeres, niños y vaya a saber cuantas
cosas más.
Indudablemente es un error garrafal poner una estatua de Heydar Aliyev, pero como comentó Lorenzo Meyer en la misma mesa de discusión, también es un llamado para discutir la presencia de monumentos, calles y avenidas con los nombres de Gustavo Díaz Ordaz y tantos otros personajes tortuosos de nuestra historia nacional, así como concientizarnos de nuestra situación política y social en lugar de solamente ver la paja en el ojo ajeno y eso otro que dice el refrán.

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