miércoles, 23 de enero de 2013

La doble redención de Oprah y Armstrong


 Ana Lidya Flores


Ganar a cualquier lugar. Construir un emporio de admiración, dinero y poder pasando por sobre todos los escrúpulos, reglas y condiciones. Escalar la más alta cima del prestigio global para caer luego al foso más profundo del descrédito y la condena social. Esto le ha pasado a mucha gente, pero este rosario de errores no lleva a cualquiera al máximo escaparate televisivo para ser entrevistado ni más ni menos que por la célebre presentadora Oprah Winfrey. El tamaño del personaje lo justifica: Lance Armstrong.
¿Por qué el anuncio de la entrevista marcó agenda a nivel global? ¿Por qué saltó de la sección deportiva al teasser de los noticiarios de información general? ¿Por qué la entrevista fue publicitada intensamente en los segmentos comerciales utilizados normalmente para la autopromoción de los canales por cable? ¿Qué ganó Armstrong? ¿Qué ganó Oprah? ¿Usted vio la entrevista o únicamente escuchó  las notas? ¿Le parece que la entrevista llegó al nivel de confesión? ¿Es Armstrong un pecador y Oprah la sacerdotisa que le ofrece la posibilidad de expiar sus culpas?
Todas estas preguntas me han estado dando vuelta en la cabeza, desde que la habitual autopromoción de un canal gringo al que me he aficionado, incluyó el promocional de la entrevista en la serie cotidiana donde normalmente se anuncian las tres versiones del CSI (Criminal Scene Investigation), o de mi ultrafavorita serie Criminal Minds. En el canal AXS lo más deportivo que anuncian son los juegos de beisbol de la liga nacional, lo cual nada tiene que ver con el Show de Oprah.
De acuerdo con La Jornada (18.01.2013), el programa fue grabado el lunes y se transmitió en dos partes: jueves 17 y viernes 18 de enero. De acuerdo con la nota, el ícono del ciclismo, “utilizaría el programa de su amiga Oprah para confesarse”. Esta es la primera entrevista que el ganador de la Tour de Francia en siete ocasiones, ofrece desde que en octubre de 2012 fue despojado de sus galardones, y tirado al cesto de la basura de la opinión pública mundial.
El efecto de marcar la agenda fue de tal magnitud, que la noticia ganó el primer lugar de los resúmenes informativos televisivos y radiofónicos, y lo más interesante, es que la mayoría de los medios utilizan el concepto de la confesión. Este híbrido de los tribunales mediáticos y la expiación púbica de la culpa, pintan de cuerpo entero al modelo televisivo norteamericano, y a todos los televidentes alrededor del mundo que se exponen a sus formatos y contenidos.
También de acuerdo con la nota de La Jornada, este es un calculado control de daños para blindar el patrimonio de Armstrong, calculado en 100 millones de dólares. ¡Ja! Ese es el peine que andaba yo buscando. Todo es cuestión de dinero. Reporte Índigo señala que de acuerdo con un comunicado de Oprah Winfrey Network, el programa fue visto por 3.2 millones de televidentes en su estreno (17.01.2013) y 1.1 en la repetición, lo que suma 4.3 millones en Estados Unidos. No superó la entrevista que realizó Oprah a la familia de Whitney Houston, que tuvo 3.5 millones de televidentes en la transmisión original (15.3.2012).
El efecto promocional logrado por el encuentro logró carretadas de dólares, si atendemos a la publicidad incorporada al horario triple A de otras cadenas televisivas y de los principales periódicos norteamericanos. ¿Cuánto ganó Oprah? ¿Cuánto ganó Armstrong? Parece que la relación de conveniencia fue ganar/ganar, porque el canal de Oprah no acaba de encontrar a su público. En fin, como los matrimonios por conveniencia, atrás del mea culpa del ciclista, está un jugoso acuerdo financiero. Uno ayuda a la otra, y la otra ayuda al uno. Mucho dinero, y la feliz audiencia pudo regodearse en los detalles morbosos que esperaba escuchar. ¡Que viva el modelo televisivo norteamericano!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Publicaciones Anteriores