miércoles, 14 de noviembre de 2012

El año negro de Televisa

Ulises Darío Serdán López

A  escasas siete semanas para que finalice 2012, claramente se puede observar que este fue un año oscuro para Televisa, pues el nombre de la televisora que encabeza el oligopolio de las telecomunicaciones en México, no ha terminado de limpiar su imagen de un escándalo cuando se asoma otro en la agenda informativa; señalando y dejando en evidencia frente a la opinión pública, sus vicios y sus relaciones cercanas con las esferas de poner, sesgando la información tratada en sus noticiarios para proteger sus intereses.

Fue a partir de las elecciones presidenciales de este año que se hizo más evidente la vinculación y protección de la imagen de aquel candidato presidencial que le beneficiaría en los próximos seis años: Enrique Peña Nieto; de tal forma que después de aquel viernes 11 de mayo, consumada la fallida visita del ex candidato de la Alianza Compromiso por México, Televisa apagó sus cámaras ante el repudio mostrado por los estudiantes, simulando que no pasaba nada, y que si pasaba algo era por obra de los detractores de Peña Nieto; situación que molestó a los estudiantes que días más tarde salieron a manifestarse a las calles, dedicando sus esfuerzos –incluso a estas fechas– para desacreditarlos.

La relación Televisa–Peña Nieto se hizo más tangente al revivir en la agenda informativa un artículo escrito por Jenaro Villamil, publicado en la revista Proceso en 2005, en donde presentaba documentos que le atribuía a Televisa la construcción de una imagen positiva al todavía gobernador del estado de México, con miras hacia las elecciones presidenciales de 2012, mientras que lateralmente dañaba la imagen de Andrés Manuel López Obrador mediante programas como El Privilegio de Mandar, información que posteriormente dio a conocer el diario británico The Guardian. Mientras tanto, Televisa emitía comunicados a diestra y siniestra para desmentir todo lo dicho y presentado en su contra, al mismo tiempo que trataba de desligarse de la imagen de Peña Nieto.

Aún no terminaban las controversias poselectorales, ni los señalamientos del ámbito académico y del periodismo crítico sobre la fusión Iusacell–Televisa y sobre el retiro de la de la banda 2.5 GHz de las manos de MVS, que sin duda beneficiaría a Televisa, cuando se dio a conocer la detención de 18 mexicanos que transportaban en camionetas con los logotipos de la televisora, cocaína y 9.2 millones de dólares en efectivo. Desde ese momento, este caso ha sido investigado por el equipo de periodistas de la Primera Emisión de Noticias MVS, que conduce Carmen Aristegui, dando a conocer cada mañana información y avances de las investigaciones.

La relación Televisa-Peña Nieto se hizo más
tangible al revivir en la agenda informativa un
artículo escrito por Jenaro Villamil
Las informaciones difundidas sobre el caso de los 18 mexicanos, la droga, el dinero y las camionetas provocaron la ira de la televisora, que se manifestó en un comunicado que hizo circular a través de las redes sociales el pasado 8 de noviembre, en el cual sostienen que Aristegui ha mentido sobre este caso en su noticiero, y que su labor carecía de ética periodística y respondía a intereses corporativos. Esta reacción era de esperarse, pues a lo largo de estos días Joaquín López Dóriga, a través de su noticiero, había estado defendiendo a capa y a espada a la empresa donde labora, afirmando que las informaciones difundidas “mañana tras mañana” carecen de sustento y son falsas, tratando de poner en duda la credibilidad de la periodista.

Ante este panorama sobre cuestionamientos en torno a la ética periodística, habrá que preguntarle a López Dóriga si la entrevista a modo realizada a Peña Nieto en el programa Tercer Grado realmente era un ejercicio ajeno a los intereses de Televisa y del Revolucionario Institucional; habrá que preguntarle también a Loret de Mola y a Genaro García Luna sobre las razones de transmitir un “telemontaje” al momento de la captura de Florance Cassez y hacerlo pasar por un hecho real (por cierto, la realidad no está musicalizada, ni editada con diversos cambios tomas bien planeadas), así mismo habrá que cuestionarles sobre el tratamiento informativo en torno al levantamiento zapatista o sobre la matanza en Acteal. Ante esto, ¿tiene Televisa autoridad para hablar sobre ética periodística?

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