miércoles, 28 de noviembre de 2012

La Constitución establece el libre tránsito


Ana Lidya Flores



Como todos los domingos, leía yo las ediciones impresas de mis periódicos favoritos. Ya había pasado por la revisión a “vuelo de pájaro” para luego seleccionar los artículos y reportajes para leer con la calma y serenidad que dispensan las tardes dominicales. En eso estaba, cuando aterricé desconcertada en la página 31 de La Jornada y leí el siguiente titular: “Cierran cuatro estaciones del Metro por la asunción de Peña”. De inmediato monté en furia. La nota señalaba que con motivo de la toma de protesta de Peña Nieto como presidente de México en la Cámara de Diputados, desde el domingo y hasta el 1 de diciembre por la tarde, estarían cerradas las estaciones Santa Anita, Jamaica, Fray Servando y Candelaria de la línea 4, así como varias correspondencias.
Tan no lo creía, que leí la nota en voz alta, para informar a mis parientes y constatar si mi estado de alteración era normal. Lo único que logré fue hacerlos enojar hasta el punto en que las palabras altisonantes y domingueras salieron a relucir. Eso mismo estaba pasando en las redes sociales, y el comunicado del Sistema de Transporte Colectivo Metro perdido en una de las últimas páginas del periódico se convirtió en un tema que ganó rápidamente espacios en las agendas de los medios y de los ciudadanos que no lograban entender este hecho inédito.
Con el correr de las horas, los informativos radiofónicos del lunes dieron cuenta de los problemas enfrentados por los vecinos que viven en el perímetro cercado. Trayectos que se completan caminando 20 metros se convirtieron en marchas por laberínticas calles cercadas. Los dos minutos para cruzar la calle se transformaron en caminatas de cuatro kilómetros. Los trabajadores no pudieron llegar a sus trabajos, las amas de casa no pudieron hacer la compra diaria, los comerciantes no pudieron vender. ¡Y apenas iba un día!
Las mesas de debate se focalizaron en este hecho insólito. Nunca antes se cerró el libre tránsito a los ciudadanos de a pie (y de a coche) con siete días de anticipación para un acto protocolario de esta naturaleza. El activista por los Derechos Humanos Jesús Robles Maloof caminó por las calles de su ciudad para cuestionar a las autoridades que impiden el paso. El intercambio con integrantes del Estado Mayor presidencial devino en un forcejeo en que intentaron despojarlo de la evidencia en esos minutos tensos del lunes 26 de noviembre https://twitter.com /roblesmaloof.
El relato periodístico bordado a partir del incidente en el noticiario Noticias MVS de Carmen Aristegui alcanzó el tono dramático de los radioteatros clásicos de los años cincuentas. Uno no podía dejar de escuchar asombrado este incidente que abre la puerta a los días por venir. ¿Fue el último manotazo autoritario de los funcionarios que rodean a Felipe Calderón, o es el primero de la era Peña Nieto? Ahora resulta que nadie asume la responsabilidad del operativo. La pauta de acción de ciudadanos como Robles Maloof o periodistas como los del equipo de Aristegui parece ser la única vía posible para los seis años por venir.

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