La
semana pasada convergieron ciertos acontecimientos en torno al ejercicio
periodístico en Veracruz. El domingo 28 se cumplieron seis meses del
fallecimiento de la periodista Regina Martínez; el martes 30 la Procuraduría de
Justicia de Veracruz anunció el esclarecimiento de su homicidio, hecho que
generó dudas y un sinfín de comentarios por la versión que presentaron las
autoridades. Y este lunes 5 se aprobó reformar la Constitución local
para crear la
Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas.
El
anuncio de la procuraduría fue tema para más de un columnista y todos los
medios impresos y electrónicos en Veracruz dieron a conocer la noticia y
opinaron al respecto. La revista Proceso no podía faltar, sobre todo si se
trataba de quien fue su corresponsal en este estado. Simplemente no creen en la
versión dada a conocer por la dependencia y mucho menos que el presentado como
uno de los dos responsables de la muerte de la periodista, sea el verdadero
asesino. Mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo en torno a este
lamentable hecho que se sumó a la lista de los nombres de otros reporteros que
también ya no están entre nosotros.
Ante
esta ausencia que por un momento pareciera detener el tiempo, están los
acontecimientos que día a día conforman la historia de este estado, del país
mismo, de lo que somos como nación. Aquí en Veracruz poco falta ya para que
oficialmente entre en funciones la Comisión Estatal para la Atención y Protección de
los Periodistas, mientras la Comisión Técnica (creada el pasado 7 de junio)
continúa con la integración del marco normativo de aquella.
Este
lunes el Congreso veracruzano aprobó, en su segunda etapa, reformar la Constitución Local ,
a fin de crear esta Comisión que se integrará con cuatro periodistas; dos propietarios
o directivos de medios de comunicación; dos representantes de organizaciones no
gubernamentales y un académico dedicado a tareas de enseñanza, difusión o
investigación, quienes tendrán el carácter de comisionados; y un secretario
ejecutivo sin voto, al igual que los titulares de las dependencias responsables
de la comunicación social y de la procuración de justicia en la administración
pública estatal. Habrá que esperar quiénes serán los integrantes, lo que por
supuesto generará opiniones en contra o a favor. Siempre prevalecerá la duda.
De ahí que
no estaría de más tener en la memoria el legado de nuestros muertos para
que en algún momento, a fuerza de trabajo y de exigir resultados, el ejercicio
del periodismo deje de ser una profesión de alto riesgo en Veracruz y en todo
el país. Para que la libertad de expresión no provoque rompimientos y genere
amenazas, sino que sirva para construir, para mejorar, para avanzar, para que
hacer lo que te gusta deje de ser tu sentencia de muerte.
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