A principios de la semana
pasada, los portales informativos Vanguardia.com
y Milenio.com.mx, presentaron una nota
que indudablemente captaron mi atención: Denisse Dresser ya no coincide con el
movimiento #YoSoy132, a quienes
considera ahora como un grupo diluido y radicalizado debido a las alianzas
hechas con otras agrupaciones como el Sindicato Mexicano de Electricistas
(SME), o la
Coordinadora Nacional de Trabajadores, que a su juicio no son
adecuadas, perdiendo de vista en su agenda temas como la democratización de los
medios, cuestión que definía su identidad original. Estas declaraciones las
realizó en el marco de una conferencia que ofreció en el Tecnológico de
Monterrey campus Torreón.
Innegablemente #YoSoy132 se dejó ver en las calles
antes y después de las elecciones presidenciales como un movimiento con un
claro objetivo, con ideales bien definidos, con personalidad propia, con
demandas que gran parte de la sociedad compartía, lo que les mereció un fuerte
apoyo y gran poder de convocatoria; bastaba escuchar cómo los automovilistas y
las personas que caminaban por la acera, cuando se realizaron las manifestaciones,
gritaban palabras de aliento y muchos de ellos se unían al cuerpo del
contingente. Hoy, las acciones del movimiento sólo prosperaron en algunas
ciudades bajo fuertes cuestionamientos y críticas de sus detractores, con una
presencia de simpatizantes visiblemente disminuida.
La lectura que realiza
Dresser sobre la realidad actual del movimiento provocada por alianzas erróneas
es en parte certera; pues no dista mucho de las experiencias que atestigüé en
las asambleas a las que asistí en el zócalo de la ciudad de Puebla, en donde se
le abrieron las puertas a Morena, al menos en la mesa de trabajo en la que me
hice presente, situación que contradecía el principio apartidista. Sin embargo,
la percepción de radicalización no se fundamenta en las acciones del movimiento
en sí, sino de aquellos grupos paralelos que tomaron el nombre #YoSoy132 para realizar manifestaciones
y actos vandálicos que contaminaron la imagen real del movimiento, y que
posteriormente fueron deslindados por los voceros a través de las redes
sociales.
Ante este panorama surge la
pregunta ¿qué sigue para #YoSoy132? Si
bien ha tenido varios tropiezos, que sus detractores han utilizado para tratar
de deslegitimizarlos, hay una agenda que, a diferencia de la opinión de
Dresser, no han dejado de lado: la democratización de los medios y los
cuestionamientos sobre la conformación la telebancada arraigada en el Poder
Legislativo, tarea que va más allá de lo que pretende Antonio Attolini dentro
de Televisa, quien asegura que criticará a la televisora desde adentro
siguiendo los pasos de Aristegui. ¿Sabrá Attolini que Aristegui salió de
Televisa y de W Radio por no seguir
las directrices impuestas por Televisa? ¿Sabrá que Televisa no da puntada sin
dedal y que su presencia en Foro TV no
es precisamente para lanzarle pasteles a Azcárraga? Veamos qué sucede...
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