Ulises Darío Serdán López
Indudablemente la reforma educativa, que busca modificar el artículo 3 constitucional, y por ende se espera la modificación de las leyes, normas y reglamentos que de ésta emanan, es un golpe a los intereses de los maestros respecto al poder que tienen sobre sus plazas, pues de aprobarse la reforma y al entrar en vigor, ya no podrán heredar sus plazas ni venderlas, sólo podrán acceder a ellas mediante concurso de oposición. La evaluación se llevaría a cabo por mandato constitucional, por lo que se reforzaría la presencia del Instituto Nacional de Evaluación en la Educación (INEE) para vigilar la calidad educativa tanto de instituciones públicas, como privadas.
Es precisamente en el punto de la calidad educativa en la que quiero centrar esta reflexión. Ciertamente para que puedan tomarse las decisiones adecuadas respecto a la calidad en la educación, es importante hacer un diagnóstico, que indudablemente debe derivarse de los resultados de un proceso de evaluación, sin embargo, hasta este momento la evaluación de la educación se ha entendido en gran medida bajo la lógica de los cuántos, pero no de los cómos.
Un ejemplo que puede ilustrar lo anterior es que el pasado 7 de enero, de acuerdo con información publicada por La Jornada de Oriente, “más de un millón 445 mil estudiantes y más de 70 mil docentes de educación básica” regresaron a las aulas después del periodo vacacional, por otro lado, el Consejo Nacional de de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revela que Puebla es una de las entidades con mayor pobreza alimentaria a nivel nacional. Sí, en Puebla muchos alumnos regresaron muchos a clase, pero ¿realmente se podrá alcanzar rendimiento académico si se tiene algún grado de desnutrición? ¿realmente se podrán alcanzar los objetivos de aprendizaje cuando los alumnos toman clase en deterioradas aulas de lámina?
La reforma educativa se orienta a administrar el poder del sector educativo, pero queda un vacío respecto a la calidad en la educación, respecto al modelo educativo que deberá seguirse con base a la concepción de ser humano que se quiere formar. La educación, no se puede reducir a memorizar datos, sino a conocer y comprender el entorno. Hay buenas intenciones, pero falta una visión más holística.
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